1.11.05
La Higuera
En el patio de mi casa hay una higuera. Ha estado allí desde que vinimos a vivir a ella. Dicen que las higueras tiene duendes y que toda casa de españoles tiene una (como mi papá lo es, no podía ser la excepción). Yo no sé si esas leyendas y dichos son verdad, en cambio, sé que en verano da muchos frutos dulces que los pájaros, los murciélagos y mi familia nos hemos repartido. Los de la copa son para los pájaros de día y los murciélagos de noche, los que están más a nuestra mano pues son nuestros. ¡Buen provecho para todos!
Todos los inviernos, sucede que un buen día la encuentro sin brazos ni piernas, además de haberse quedado sin follaje, se han encargado, sierra en mano, de podarla. Este año la cortaron tanto que temí tener un cádaver en el patio. La miré por varias semanas sin que se moviese, sin que se posara ni el viento sobre ella. Realmente me temí lo peor. Además, un árbol podado le da un aspecto sombrío a la casa, definitivamente no me gusta.
También sucede que otro día, uno cualquiera, le encuentro los primeros atisbos de hojas y ramas, es el día que la higuera me recuerda que la vida sigue y que sigue en su caprichoso destino dibujandose torcidos caminos hacia el cielo, me recuerda que hay que ser perseverantes hasta la terquedad, no importa cuánto la corten porque sino ¿cómo disfrutarás de los frutos dulces del verano?
|| por Antolín Prieto, 1.11.05
el imaginario popular es muy amplio