Nadie le compraría una muñeca a su hija para ponerle alambres de púas ¿no? "Es para que no la malogres hijita, se le puede salir una piernita". Nadie le pondría ají a un postre, "para que no se le posen las moscas". Tampoco nadie le pondría rejas a un parque.... ¿o sí?
La última moda en ornamentación urbana, es decorar nuestros espacios públicos y comunes con lindas verjas verdes, "cercado invisible" le llaman, para así dejarlas menos públicas y menos comunes. Estos espacios, además de pulmones de la ciudad, son puntos de encuentro para la recreación y distención: paseos en bicicleta, conversaciones interminables con amigos, afanes de parejas, que sé yo, todo eso ya no está, a medida que en su lugar nos quedan virtuales cárceles de flores, árboles y pájaros fugitivos. Esta triste idea salió de...
Hey! señora, déjeme terminar de escribir... ¿que qué dice?... Ah! que no escriba esto... ¿Qué?¿Por qué?... A ver... Ya, señora, las rejas son una bendición... Sí, pues, ahora los jóvenes ya no toman en el parque... Claro, las parejas tampoco hacen sus cochinadas, pero señora, no son cochinadas son caricias, se llaman besos... ya... Tiene razón, ahora los perros ya no pasan por ahí, ya no son peligrosos... Sí, pues, tampoco, ya no están esos facinerosos que asaltaban en el parque...
Se puede esgrimir muchas razones para la decisión de enrejar los parques, pero todas serán poner los ojos donde a uno le conviene. Porque las hormigas no se suban a mi mesa, no dejan de existir hormigas. Los jóvenes ya no toman en el parque, toman en algún bar malaspecto. Los amigos conversan en cualquier acera. Los choros ya no asaltan en el parque, 'laburan' en la esquina. Las parejan no retozan a la sombra de un ficus, sino en un pasaje oscuro (donde los pueden atracar). Los perros se aburren en sus casas o aprenden nuevas rutas por las calles, igual sino orinan en un árbol, orinan en un poste.
¿Qué dice, señito?... Sí, pues, qué verde está su parque, pero cuanta vida le falta!... Esa vida que no le dan las plantas, sino la gente y su alegría.