Entraremos a tu casa en cuanto podamos. Cada puerta abierta es una invitación a explorar esos espacios infinitos que se esconden tras una sucinta fachada. No nos gustan todas las casas, sino las más antiguas, quizá las coloniales o las republicanas, casi ninguna fuera del casco urbano que delimita la ciudad antigua. De ahí, nos robaremos la imagen de la decadencia dibujada en cada pared y sólo extraéremos alguna fotografía si tenemos la oportunidad. Nos deleitaremos con el candor de ver en cada columna una grieta, amantes del arte y la arquitectura.
No somos muchos, pero trabajamos con ahínco rearmando un mapa robado, uno de los espacios negados a la vista pública. Es por la esperanza de saber como conducirnos la próxima vez que entremos en ese espacio, de sentirnos familiares. Diremos, secretamente, estuve aquí la otra vez, no recuerdo cuando, en un tiempo innombrable. Algunos de los nuestros han desarrollado técnicas envidiables como preguntar por personas inexistentes, otros esperamos la invitación o la confusión que nos permita entrar, las fiestas y las aglomeraciones son bienvenidas.
Nos han amenazado, expulsado, encerrado, lanzado los perros; no es una empresa fácil se requieren nervios fuertes, pero avanzamos: Encontramos antiguos hoteles y plazas en azoteas, cuadros perdidos en murales interiores, escritos en quintas deshabitadas, una vez un daguerotipo, en dos o tres oportunidades nos topamos con fantasmas. Hemos catalogado los postes de la ciudad y encontrado gárgolas y estatuas que nos observan desde sus cornisas.
Pero nuestros enemigos no descansan, son pudientes y de una alianza más secreta y ambigua que la nuestra, al fin y al cabo, nosotros compartimos nuestros triunfos, ellos no. Ellos invaden las fincas con sus monedas y desbaratan todo antes que podamos confirmar cada habitación. En su lugar construyen cocheras y grandes centros comerciales de dudosa calidad y rentabilidad. Es una guerra no declarada, como nuestro propósito. Tomaremos la ciudad como a una mujer, la recorreremos en toda su extensión, la poseeremos, para saber quiénes somos y a quién pertenecemos. Anunciamos que seguiremos trabajando como hormigas.